- En mi garganta están, listas para ser gritadas, mi pecho se agita como un volcán que hace erupción, mis manos tiemblan con tan solo pensar en ellas, se me va el sueño y mis ojos buscan poder ver el cielo buscando un esperanza.
- Son ellas, me han atrapado, soy incapaz de ocultarme, ya se han hecho un nido en mi cabeza y no se irán, no podre olvidarlas y para que hacerlo, si ellas me han hecho mas humano, me hacen sentir y llorar, con ellas puedo meditar y ser movido a actuar. Ellas son las historias que escuche, pero de las cuales no puedo hablar.
| Casa Esperanza, Nicaragua |
- No puedo hablarlas porque no son mías, no puedo hablarlas porque no se ha dado el derecho de hacerlo, no tengo el derecho de revivir su dolor y hacerlas recordar el sufrimiento pasado, no tengo el derecho de escarbar sus heridas y hacerlas sangrar nuevamente.
_ Se que cuando sea el tiempo correcto, podrán decir, contar y hasta gritar libremente de lo que fue, de sus lágrimas derramadas, de su dolor y sufrimiento, pero por ahora solo importa que sean sanas.
- De las lágrimas de aquellos no se como hablar, pero si de las mías, de las que salen de mi corazón y corren atravez de mis mejillas, no se como hablar de sus historias, pero si de como han dejado una huella profunda en mi al escucharlas, no se como hablar de sus sentimientos y emociones, pero si de como ellas me hicieron mas humano al compartir su dolor y sufrimiento, si se como hablar de cuando mi espíritu perdió toda esperanza y de como la encontré al escuchar sus historias de redención.
- El silencio pienso en el día en que podre agradecer les por su valor, por nunca dejar de esforzarce y por enseñarme tanto atravez de su sencillez y sinceridad.
| Casa Esperanza, Nicaragua |