Muchas veces me encuentro a mi mismo tratando de esconder quien soy, ocultando mis sentimientos o tratando de enmascarar lugares profundos dentro de mi, muchas veces creo que me escondo por temor, o por vergüenza, otras veces porque pienso que quizás si abro estos lugares vulnerables y comparto lo que hay dentro mi no va a ser tan importante para las personas que me rodean y me voy a sentir herido, pero actuar de esta manera es incorrecto.
- Me cuesta recordar cuándo fue la última vez que tuve un conversación real, una conversación en donde fui completamente abierto con una persona cara a cara, la semana pasada estaba pensando en cuán fácil es comunicarse hoy en día con personas alrededor de todo el mundo, pero cuan dificil que es mantener esa relación cercana y real.
- En palabras simples, me cuesta comunicarme, me es dificil abrirme a las personas, me es dificil ser completamente sincero cuando me preguntan "como estas" siento que si tan solo respondo de forma superficial todo va a estar bien, de que no hay necesidad de ir tan profundo, no hay porque exponerse a otros, no hay necesidad de estar en una situación incómoda y no hay razor por la cual ser vulnerable.
- Esta actitud obviamente me aísla de las personas, me separa de sus vidas, me hace una persona egoísta y orgullosa, pero en lo profundo no quiero ser de esta manera, no quiero pasar el resto de mi vida viviendo en una isla completamente solo, no quiero ser un desconocido.
- Hay demasiadas cosas preciosas que Dios ha puesto dentro del ser humano, para que por causa del miedo sean desechadas.
- Mis manos están cerradas y están sangrando, no quiero abrirlas, no quiero que nadie vea mis heridas, no quiero que vean lo sucias que estan, quizas me van a juzgar, quizás me van a rechazar, aun cuando algo dentro de mi algo me dice que la única manera de ser sano es ser vulnerable, exponiendo esas heridas, asi que trato de intentarlo, trato de abrir mis manos pero me aterra, también se que si no lo intento seguiré igual por el resto de mi vida, que ni yo recibiré ayuda y jamás podré ayudar a nadie mas, asi que con un esfuerzo mas lo intento, poco a poco siento como los músculos de los dedos se relajan, y poco a poco siento menos tensión, lentamente los dedos se extienden, con temor y lágrimas, sin tener certeza de lo sucederá, mi corazón se acelera y quiero correr y esconderme, pero de pronto escucho ese dulce susurro que me dice, no temas, sé fuerte y valiente.
